un cuento q me mola mucho!

a ver si sois capaces de averiguar quién lo escribe:

LIBRO VIAJERO: "LA PINTURA MÁGICA"

Hace mucho tiempo, en un país muy lejano, vivía una seño que se llamaba
María.
A la seño le gustaba mucho pasear por el parque con su perrita Jara,
hasta que un día…

- Jara, ¿qué te pasa?

- Mira allí… ¡Hay algo que brilla! ¿Qué puede ser?- le dijo Jara a la seño.

- No sé… Me da un poco de miedo. Pero… allí al lado está Isabela. Vamos
a preguntarle. Quizás ella sepa algo.

La seño María y su perrita Jara se acercaron a Isabela. Observaron que
ésta tenía en su mano derecha una varita y que agitaba sus brazos al
aire, como si de un director de orquesta se tratase.

- Abracadabra… Pata de cabra… ¡ENCIÉNDETE!- decía Isabela, y la farola
se encendía.

- Abracadabra… Pata de cabra… ¡APÁGATE!- y la farola se apagaba.

- ¿Qué estas haciendo Isabela?- le preguntó María.

- Estoy aprendiendo a usar la varita mágica que me han traído los reyes
magos… ¿Te gustaría probarla?- le respondió Isabela.

- ¡Me encantaría!- dijo la seño, dando un salto de alegría.

- Y a ti, Jara, ¿te gustaría que te la prestase?

- ¡Por supuesto!- dijo la perrita, mientras movía locamente su colita.

Jara cogió la varita y siguió practicando…

- Abracadabra… Pata de cabra… ¡ENCIÉNDETE!

Ignacio, que estaba de paseo por el parque, las vio y se acercó.

- ¿Qué estáis haciendo?- preguntó Ignacio.

- Practicando con la varita mágica- dijo Isabela.

- ¿Me la prestas?

- ¡Claro! Toma, cógela.

Ignacio cogió la varita y la movió hacia arriba y a la derecha. De
pronto, se oyó un "¡¡¡ZAAAAAAS!!!" y notaron una sensación rara en la
barriga. Todo empezño a dar vueltas y vueltas…

- ¡Estamos volando!- gritó Ignacio.

Ante tanta emoción, Ignacio dejó caer la varita, depositándose en las
manos de Clara que, atónita, veía cómo sus amigos descendían con cuidado.

- Es… es… ¡maravilloso!- balbuceaba nerviosa.- ¡Tiene vida propia!
¡Parece que quiera hablar!

Clara, afanosa por no soltarla, era arrastrada en volandas por la varita
que, inquieta, se dirigía a un cartel anunciador con publicidad disponible.
En su recorrido, empezó a dejar una estela de color; los niños
alborotados gritaban:

- ¡Rojo! ¡Azul! ¡VERDE!- y la estela cambiaba su colorido.

Clara pintó en un violeta intenso "¡HOLA!"…
… ¿O fue la varita?...
De repente, todos escucharon una voz. Era Lola, que desde lejos los llamaba.

- ¡Venid todos! He encontrado una cueva secreta.

Cuando entraron encontraron muchos cuentos y juguetes. Estuvieron
jugando toda la tarde y Lola dijo:

- ¡Qué hambre! Me gustaría merendar algo.

Entonces sacó un gran bizcocho que llevaba en su mochila y todos
bebieron de una fuente mágica que había en la cueva, que tenía zumos y
batidos.
- ¡Es hora de volver! No sea que los papás y las mamás se asusten.