24 junio 2008

Especial Stonehenge... Post superextenso!

Tenía q ser perfecto. Y miles de imprevistos asaltan las historias q comienzan con un "tenía q ser perfecto". Pero no os deis por vencidos, que aun queda mucha narrativa: esta historia acaba siendo perfecta, no os preocupeis.

Para empezar el viaje a Stonehenge ha dado la vuelta al mundo, esto es, ha pasado por el Tardón y de alguna manera que desconozco ha llegado a los radares de la abuela. Señores, son dignas de estudio porque eso no son Orejas, y ojo, lo pongo con mayúsculas porque se lo merecen.

Mi cálculo temporal no es una de las mejores virtudes que poseo. Para mí el tiempo es como el chicle búmer, y creo que cuanto más lo mastico más se estira. Primer error. Quería estar en Gatwick para recoger al Erma a las 3 (del viernes 20 de Junio, para las mentes difusas), pero salí de casa un poco tarde, paré en el Sainsbury a comprar una botella de buen ron, y buenas limas y limones para celebrar la llegada del verano con mojitos (Explicacion: el año nuevo, con champán, pero lo más característico del verano son los mojitos, y si no lo son, habrá que cambiar las costumbres). Al salir del supermercado, eran las 2: MIERDA, es la hora de salir de Waterloo (a donde me dirigía para sacar los tickets del tren) a Gatwick. Así que fui directamente al Airport.

Como anécdota tengo que contar que me estuve refregando el careto con la manga de mi camiseta de Custos unos diez minutos: la gente no paraba de mirarme fijamente (eso en Londor no es normal). Y es que claro, entendedme, aún me cuesta recordar que mi belleza impoluta es digna de admiración (jejeje). Recogí al Erma que me cedió mi camarote pepinaco (nombre por el que ha sido bautizada) y me di cuenta de algo muy interesante: no sabía utilizarla, y me iba a meter en la boca del lobo, literal y metafóricamente, pq aquello estaba más oscuro que los cojones de un grillo, a estrenarla.

Una vez en el airport, me encontré al Onicha sentadito con cara de niño bueno, y un maletón de dimensiones extraordinarias que le tapaba tol careto.
Yo chillaba: "ONICHAAAAAAAAA", y un grupo de Orientales de procedencia desconocida (Oriente, sospecho, porque tenían cara de sospechosos) estuvo todo el rato pendiente de si el Bro y yo habábamos algo más en pajonés (japonés). Po va a ser que no.
Después de eso nos plantamos en Waterloo ("Agüita del Váter" en su traducción más literal) para comprar los billetes, y comimos un algo en el McDonalds más guarro donde he puesto pie so far.

Me voy a saltar toda la parte en la que el Herma y yo nos agobiamos, preparamos los bocatas y el Mojito (que estaba algo fuerte para el paladar virgen del Herma), nos vamos corriendo a la estación y todas esas tensiones irrelevantes que nos desvían de la trama inicial de esta historia, y que no os gusta leer. Foto de Waterloo Station


Ya en el tren camino a Salisbury descubrimos que el Místico Evento no iba a ser tan místico: todo lleno de españiles: que si pásame la servesa, pisha, y un olorcito a bocata de queso que fue la tónica dominante (jajaja) de todo el viaje en tren. El Erma y yo jugábamos al jungle Speed mientras nos tomábamos un mojito que muy inteligentemente habíamos vertido en un termo de té, para no parecer unos borrachos redomados desde tan temprano.

Al llegar a Stonehenge nos fuimos a un Off Licence, cuyo significado aún no he llegado a comprender del todo, puesto que sería algo como "fuera de licencia" y es un poco extraño, y allí nos encontramos a Laia, mi amiga catalana de la Escula. Compramos unas latillas y nos fuimos para la cola del bus (9 paunes ida y vuelta). En el autobús conocimos a este personaje, que iba a compañada de 3 más, y entre los integrantes de tan pintoresco grupo, un negro con ganas de pelea. Ya sabéis que por lo general "negro" y "ganas de pelea" hace que me aleje del sitio a toa leche y me ponga a distancia de 1 km de radio por lo menos, pero en el Orto no tenía escapatoria, así que me porté bien y me vontuve. Al llegar al lugar (un descapado de kms y kms, aunque la diferencia entre este y los españoles a los que estamos acostumbrados es que donde allí hay maleza y jaramago, aquí verde césped del color del paquete de Golden Virginia) hay que andar por la oscuridad durante 15 minutillos, y al ir aproximandose uno empieza a ver unas moradas luces de neón.


El misticismo y la expectación se disuelven con cada pisto: "esto va a ser una berbena". Esto lo comprobamos empíricamente segundos más tarde, cuando encontramos esta caseta de feria: Y OLE!!




Al entrar en Stonehenge uno encuentra una larga cola presidida por unos seguratas muy amables que no entienden que con lo que llueve tú puedas necesitar tu saco de dormir, así que tuvimos que dejarlos en consigna. Nunca se me olvidará que teníamos el número 190, porque la niña, que era experta en borrachos y demás seres mitológicos sabñia de antemando de quñe iba el evento (qué suerte la suya, mira tú), le pintó de antemano en la antemano el número al Erma, y claro, yo que soy un culo veo culo quiero, le dije: "Señora, ¿me puede pintar a mí uno también, por favor? Es que me pongo celosa...". Muy inteligente por su parte, porque el ticket que nos dió a saber dónde anda.
Al entrar uno se encuentra una serie de puestecillos que hacen que la ilusión caiga en picado: "Esto es una feria cutre", y al que siguen una tira de baños portátiles de esos de usar y tirar (yo usé uno y juro que me entraron ganas de tirarlo después, en serio), que es una buena iniciativa. Hay que decir que no se paga ni un pavo, pero esto será por los clavazos que le meten a la gente durante el año. Me sorprende mucho el hecho de que no dejen acercarse a nadie a los peñascos durante el año, porque dentro del círculo había un mojollón de 500 individuos de media, más todas las que había subidas en las piedras más pequeñas. Yo me subí a una y pude tomar esta foto para que os hiciérais una idea del mojollón tan impresionante.





Yo con las brujas...


Durante las siguientes horas hicimos lo que se puede hacer en un descampado en medio de la noche: NADA, pasar mucho frío y estar asqueaos de la vida eterna. Acampamos a las afueras del círculo prehistorico y nos dispusimos a pasar más frío que robando pingüinos (a partir de ahora es cuando se repite la palabra "fffffrío" unas quince veces por frase). No dejó de llover en las 6 ó 7 horas que estuvimos allí (y yo con mi resfriao mal curao de los días anteriores puesto).


Llegó el momento inevitable en el que todo hombre se da cuenta de qu eestá haciendo el primo y el cuñao (aunque hacer el cuñao con todos los dientes no es lo que era): allí estábamos el Erma y yo jugando al tetris con nostors mismos, intentando caber de cualquier forma en el mismo saco para echar una siesta: "pierna al rojo, brazo en el azul, tengo la cabeza en la hierba, ESTO NO ME CUBREEEE, cómo echo de menos ser contorsionista,..." y esas cosillas. Así que recogimos nuestra hipotermia y demás pertenencias y fuimos a tomarnos un té calentito que nos trajo de vuelta al paraíso de los vivos, y lo siento, queridos todos, pero hasta que paséis por esta experiencia no descubriréis que lo único verdaderamente importante para conseguir una vida plena y placentera, son dos cosas: una manta y una cama. Allí aprendimos a apreciar el calor, porque como dijo el Erma

Joder, es que nosotros somos Africanos


Teníamos un lema que fue convirtiéndose en obsesión: "Esto es una Rave pero sin música", así qeu nos vestimos de jungleros y fuimos en expedición al centro de la Rave, en los lindes del famoso círculo, a encontrarnos con la música y la auténtica celebración.

Aquello era una mezcla de la Fiesta de la Primavera y la Alameda tal y como la conocimos sen su día (peste a maría, que ciego pillamos), con la diferencia de que no había soportales ni coches donde apoyarse, y que el clima no era del todo agradable.

Siento repetirlo unayotravez unayotravez, pero la diferencia de grados entre el mojollón multitudinario y el campo abierto era notablemente apreciable. Todo nuestro afán era meter la cabeza en el núcleo absoluto de la RAVE (el Punto O según el Erma, "pa que veas que no me deberían haber puesto un 2 en estapartenohepodidocomprenderlapuestoqueelhermaesbilingüeymeestápegandosubilingÜismoparamásinri"),
pero no sé cómo lo hacíamos, porque después de 1h y media en la Rave con su ir y venir de participantes seguíamos en los alrededores, como cuando empezamos.
Ya a partir de ahí nos mimentizamos con el entorno y nos vinimos a más, aunque yo estaba tan cansada que empecé a hablarle en andaluz a todo el mundo, incluso cuando me contestaban en inglés: tenía en cerebro en modo "servicios mínimos" y no daba para más. Y el Erma entró en bucle: "Pero si luego en casa me doy cuenta de que me he pasado de hora porque veo la luz por la ventana, las 4 de la mañana y yo aún en internet bicheando, POR QUÉ AQUÍ NO PASA EL TIEMPO???).
Cada vez quedaba menos para el ansiado momento: las 4.58 am, cuando íbamos a presenciar el evento más mñagico de nuestra existencia, el primer rayo de Sol del verano apareciendo entre las piedras que unos cabrones muy brutos se habían encargado de traer (con Mamuts, supongo) desde el mismísimo Gales.

Ya clareaba y decidimos movernos un poco hacia fuera, porque con laaltura de la que Dios me ha dotado sólo pude ver espaldas y comerme peos toda la noche (peos de esos diarréicos en modo "me bebo el agua de los charcos". Mi vida es así de triste): ¡NO VOY A DEJAR QUE MIS IMPEDIMENTOS FÍSICOS ME PRIVEN DE ESTE MOMENTO TAN ESPECIAL!
"Este momento tan especial" no era otra cosa que esto...




Fue entonces cuando comprendí por qué no había un Stonehenge en Andalucía, como proponía el Erma. Stonehenge fue levantado con la esperanza de que los Dioses se sintieran halagados y el DIos Sol les honrara con su presencia un poco más de vez en cuando. POr eso cada año miles de ingleses peregrinan hacia ese punto y le dan forma a esta tradición milenaria que se va adaptando a las modas y culturas de cada tiempo, y que ha visto tantos amaneceres, aunque la mayoría sean tan nublados como éste.
Sin duda Stonehenge era una encerrona a cielo abierto, y no había manera de salir de allí hasta las 5.00 am, hora en la que volvían los ortos a recogernos. Supongo que muchos pasaron tanto frío como yo, y a esa hora, la marabunta empezó a recoger e irse.

Llegamos a casa a las 8.30 de la mañana y nos fusimos tibios (¡¡al fiiiin!! ¡tibiooooooos!) de bollería casera del M&S: es-pec-ta-cu-lar!!
Me pasé toda la tarde del Sábado tumbada en el sofá y reliá en una manta viendo La Mujer Biónica (o Biotécnica, como dice el Okupa), y diciéndole a la Mari: "ay, qué calentitooooo".


Fue una experiencia inolvidable, y hemos aprendido que somos buenos adaptándonos a lo que surge, que es la mejor manera de viajar y de planear viajes.
Espero no haberos aburrido mucho. Ahora pondré una guía de viaje de Stonehenge, por si alguno planea ir alguna vez.

2 Comments:

Anónimo said...

bueno pues tenemos que ir coto dañana a pasar calor. ¿qué tal con la cámara?

Ana said...

lo que yo te diga.... ¡¡viva benicassim!!!! jejeje

 
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