15 diciembre 2006

un@s niñ@s monisim@s

Hola a tod@s,



Últimamente, y me refiero a los últimos 2 días, estoy recuperando el tiempo perdido en actividades que tenía olvidadas, vamos, que he estado viendo la tele, básicamente.
Cuando uno no tiene tele se da cuenta de muchas cosas, entre otras de que no tiene esa "adicción a la información" que otros padecen, como el niño de ESDLV. Por lo visto, las noticias son muy malas. Como ya diría Marilyn Manson en el documental de Michael Moore, las bases de este sistema conocido por Globalización, que según la wiki es “un proceso meramente económico” , pero yo creo que esa definición es cuanto menos completa, son el miedo, que nos llega a través de las noticias, y la manera que tienen nuestros gobiernos de quitarnos el miedo, comprando, consumiendo, creando una imagen y un patrimonio que nos aseguren el bienestar y el futuro. Los gobiernos... En tanto que gobierno se refiere a “que gobierna”, con “la caída de las barreras arancelarias y la interdependencia de las naciones”, el único gobierno que controla hoy en día, es el dinero. Todavía me acuerdo cuando hace unos años la Samsun cerraba sus fábricas de Cataluña para llevarselas a China. Esa empresa había recibido subvenciones de nuestros impuestos, pero con todo y con eso, nuestro “gobierno” no pudo hacer nada para evitarlo, y cienes de cienes se quedaron en el paro irremediablemente. Y no hay nada ilegal en ello, y, si antes el estado era nuestro asegurador, nada puede hacer porque las franquicias son los que son, porque encuentras macdonals en todas partes (excepto en París, que se lo digan a Kinderelena y al Matutino si no). Y digo yo, ¿quién podrá defendernos ahora?
Las noticias... Las noticias, como todo lo que pasa hoy en día, son una cuestión de moda. Esta en concreto, no acabó a las malas, porque después de dos días todos los despedidos encontraron un nuevo trabajo mucho mejor que el anterior, y por eso después de dos días en todas las cadenas no volvimos a saber nada de ellos. Igual que pasa con todas las catástrofes, los tsunamis, el hambre y todo eso que no nos importa porque no sale en la tele. Lo que sí que nos importa es que hay un asesino de putas suelto en el Sureste de Gran Bretaña (uff, suerte que todavía no se me había ocurrido la idea de vender mi cuerpo), pero bueno, como el boom fue el Domingo ya casi se nos ha olvidado. Con tantas noticias, ese bombardeo de información diaria y esa mierda de cerebrito que tenemos que guarda lo que cabe en un cd de 700 megas, ¿qué es lo que quedará en la memoria a largo plazo para mañana? Y no sólo nos informamos con los periódicos, la radio y la tele, es un continuo bombardeo que llega de todas partes. Con el filtro saturado como lo tenemos difícilmente podemos distinguir entre lo importante y lo que no lo es, así que aprovechan esa saturación para bombardearnos otra vez, pero esta vez lo hacen con chicas monísimas, con caras angelicales, con coches superveloces que nos harán ser más guays que el vecino y etcétera etcétera que ya sabeis todos. Porque todos hemos dicho “¿yo?, ¡¡yo nunca voy a tener un móvil!!”, y claro, ahora no podemos vivir sin él. Lo del movil, en concreto, es más una obligación que un útil, porque probad a abandonarlo durante un mes, y tendreis a toda vuestra familia y amigos detrás vuestra bronqueandoos para que volvais a él. Este síndrome se conoce comúnmente como “síndrome de Estocolmo”. El dinero, un mal necesario, cuanto más atención e importancia le damos, más daño nos hace, cuanto más daño nos hace, más necesitamos de él para estar a gusto, más lo buscamos, y lo buscamos en detrimento de otras cosas. Felicidad versus dinero. Y no nos damos cuenta de eso ni el 60% del tiempo.
Pero las desgracias nunca vienen solas, y el puñetero dinero siempre viene de la manita de su amigo éxito, y que por desgracia también está muy de moda.
Y esto es lo que nos vende nuestra sociedad, y nos lo vende porque vive a consta nuestra y necesita de nosotros para sobrevivir, nos vende el miedo, nos vende la seguridad, una seguridad falsa que se puede comprar con el dinero, y nos vende un éxito falso, que en lugar de sembrar construye, y que como todo lo que se construye un día se agota. Supongo que en este caso los que nos lo cuestionamos todo paso a paso tenemos ventaja sobre los seguros. Los seguros también se equivocan, sólo que todavía no lo saben. A los que se dan cuenta de que son diferentes (que todos lo somos, sólo que no todos lo saben), les pisan, les machacan y les hacen ver que van contracorriente, y que eso no es natural... Cuando te sales de la caja y otro te ve, se da cuenta de que tal vez fuera de la celda sea posible la vida. “Joder! ¿pero eso es posible? Bueno, y si es posible ¿por qué sigo dentro?” La respuesta en la mayoría de los casos es “porque no me importa” y “porque esa pregunta en lugar de respuesta, desencadena otra serie de preguntas que no tienen solución y a mí me gusta lo fácil, lo rápido y lo finito. Y como no quiero cuestionarme nada voy a hacer que el gilipollas este que si que se lo cuestiona todo vuelva dentro de “la cajita segura”, diciéndole por ejemplo, que si se cree especial o superdotado o algo. Es un reflejo que tenemos, si no puedo ser feliz, que no lo sea nadie.

Otra cosa que me hace gracia son las peleas que la gente sigue manteniendo en España. Por una parte, los de izquierdas y por otra los de derechas. A mí, personalmente, “me parecen la misma mierda con distinto nombre” (South Park), y salga elegido uno u otro no creo que mi vida cambie tanto como para si quiera notarlo. Y me baso en experiencias pasadas. Cuando veo el congreso de los diputados yo les llamo “Los Payasos de la tele”, así que no alcanzo a comprender estas peleas que se trae la gente, a grito pelao y con la venilla del cuello saltada, que si Rodi Aragón está haciendo que el país quede en mal lugar y que Miliki nos ha recortado las pensiones. Me importa los hechos, me importa lo que hagan, incluso me puedo cabrear muchísimo con un gilipollas en particular que le ha dado mi beca de este año a un Israelita o un Palestino, pero bajo qué bandera o en nombre de quién lo haga sinceramente me da igual. Yo tengo mis principios, mis ideas, que serán una mezcla entre la dialéctica hija de Heráclito y la filosofía barata de los libros de autoayuda, entre otr@s, que eso es otra, mierda de sociedad hija de la metafísica, que dice que las cosas son como si lo hubieran sido y como si lo fueran a ser siempre.

Como dice Oscar Wilde, definir es limitar, y cuando se fuerza lo auténtico deja de tener chispa y gracia.



El progreso no siempre significa mejora

Y con eso dejo de daros el coñazo con mis paranoias de quinceañera

3 Comments:

María said...

esto...muy espeso para mí herma...además...¿sabes qué?

que con la mierda de la sociedad de la información que nos acostumbra a sólo guardar en la memoria lo último...ya ná más que macuerdo de la frase mona de oscar wilde...:D

Anónimo said...

estoy con maria, en pequeñas dosis mejor,

GSUS said...

Aro un macro-post...

A to esto... Es "son la misma mierda con distinto olor" frase que dice Cartman referida a las marsopas y esquimales...

Pero guen...

 
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